Argumentario 198
El Estado no es pieza de intercambio.
Los gobiernos pueden negociar, consensuar, convenir o acordar presupuestos, inversiones, infraestructuras, equipamientos, legislación económica, social, civil, administrativa, penal, medioambiental, educativa o de cualquier índole.
Pero nunca tocar el Estado.
En España los dos grandes partidos han acordado entre ellos la política de defensa, de exteriores, de interior y territorial.
Dos reformas constitucionales, la presencia en la OTAN, las cumbres europeas y sus resoluciones, la lucha contra el terrorismo, las transferencias de competencias a las autonomías, las pensiones o la negativa a las pretensiones independentistas, han sido siempre políticas de Estado.
Fue Zapatero el primero que rompió ese compromiso con la defensa de la democracia constitucional negociando con ETA, acordando el estatuto catalán solo con los nacionalistas o impulsando la ruptura de la concordia nacional a través de la ley de Memoria Histórica.
Sánchez está destruyendo el Estado yendo todavía más lejos, está cediendo todos los días al chantaje al que está siendo sometido por comunistas, filoetarras e independentistas.
Los mas que posibles indultos a los golpistas y la prohibición al Rey para que acuda a un acto del Poder Judicial en Cataluña o el acercamiento de los etarras al país vasco, no son acuerdos de gobierno, son renuncias de Estado.
El Gobierno no está para negociar la libertad y la democracia españolas con quienes quieren acabar con ella.
El Gobierno está para fijar ingresos y gastos, planificar inversiones y mejorar la vida de los españoles.
Y en este momento solo está para luchar contra la pandemia y sacar al país de la crisis económica.
Sánchez utiliza el Estado como moneda de cambio. Esto le deslegitima como presidente del Gobierno.