Argumentario 36
Sánchez y los socialistas de su gobierno callan. Guardan silencio. Es un silencio atronador.
Es un escándalo político más, a sumar a tantos de la coalición, que una parte del gobierno calle, los socialistas, ante el apoyo de sus socios de Podemos a las algaradas, disturbios y vandalismo en apoyo de quienes en sus canciones aplauden el tiro en la nuca.
Un acto de cobardía y sumisión a los violentos intolerable.
Sánchez se ha humillado ante los que jalean a los etarras, a cambio de sus votos.
Sánchez ha doblado la rodilla ante quienes representan el golpismo independentista en Cataluña, a cambio de sus votos.
Ahora agacha la cabeza ante quienes aplauden a los que siembran el pánico y la destrucción en las calles de las ciudades españolas, a cambio de sus votos.
Sánchez y su grey están pastando las gramíneas, las leguminosas y los granos que les proporcionan el apoyo de la pléyade de políticos antisistema. Y guardan silencio.
Pero su silencio, siendo responsables de mantener la autoridad y dirigir el Estado, no es inocuo, su callada por respuesta avala e incita los comportamientos vandálicos.
El silencio de Sánchez es cómplice por interesado, cobarde por no actuar de una vez como presidente y grave porque abandona a los jueces en sus decisiones, a la policía en su arriesgada tarea y a los ciudadanos en la impotencia de ver como son destruidos sus comercios, sus vehículos y su tranquilidad.
Iglesias actúa, Sánchez calla, y los vándalos arrasan mobiliario urbano y escaparates.
El silencio es una muestra más de indignidad y decadencia de quienes hoy gobiernan.