Argumentario 179
Feijoo ante la evidente y escandalosa dejación de funciones de Sánchez ha propuesto la modificación del marco jurídico que permita tomar decisiones sin necesidad de adoptar, de nuevo, un Estado de Alarma en todo el país, y que permita adaptar el ordenamiento a la situación epidemiológica de cada territorio.
El Estado Autonómico se basa en la ley.
Una Ley del Estado que creó cada Comunidad Autónoma, las dotó de competencias y de instrumentos políticos y administrativos para su desarrollo.
Cada competencia está delimitada y financiada. Es el funcionamiento ordinario de cada territorio.
Las leyes básicas marcan los criterios nacionales para la aplicación homogénea y coherente en toda España de competencias en cada Comunidad Autónoma.
El PP ha reclamado desde el principio de la pandemia que se adecuaran las leyes necesarias para el momento extraordinario.
Los Estados de Alarma debieron servir para que el gobierno llevase modificaciones al Congreso de la legislación afectada por la crisis sanitaria y sus consecuencias.
Sánchez no hizo nada.
Ni durante la larga noche del confinamiento, ni durante las primeras luces de la desescalada. Ni durante sus vacaciones estivales.
Nada.
Al llegar de su descanso ha endosado de facto la responsabilidad de la nueva ola de la pandemia a las autonomías, sin ley que lo respalde.
Es su régimen, el de Sánchez/Iglesias, el régimen de la arbitrariedad y el interés partidario.
Sin seguridad jurídica. Es donde mejor se maneja la coalición socialcomunista.
Por eso, la propuesta del presidente Feijóo es la del estadista que sabe que el futuro inmediato de España pasa por la ley.
-Por la seguridad jurídica.
-Por la claridad del régimen de competencias entre el gobierno de la nación y sus ministerios y los gobiernos autonómicos y sus consejerías.
-Por las decisiones regladas.
-Por un marco jurídico debatido y conocido tras su aprobación.
-Por el Estado de Derecho.
La Constitución puede con cualquier adversidad. Está preparada. Lo ha demostrado. El problema es un gobierno que ha preferido ponerla en cuestión pactando con quienes la odian. Y ha sido incapaz de desarrollar su eficacia en la situación de gravedad absoluta en la que se encuentra España.
De nuevo el buen juicio político se basa en la altura de miras. Con esta propuesta hay luz entre tanta oscuridad e incertidumbre.