Argumentario 134
El espectáculo televisivo de ir conociendo desde cada corresponsalía en distintas autonomías las diferentes medidas para frenar los contagios de COVID constata la federalización de facto que el funcionamiento de nuestro Estado Autonómico está sufriendo por la incapacidad de Sánchez de liderar la nación.
España es uno de los países más descentralizados del mundo. El modelo de Comunidades Autónomas responde con mejor criterio y rigor a la historia y al buen funcionamiento del estado como se ha demostrado en nuestra primera experiencia tras la aprobación de la Constitución.
Financiación y algunas cuestiones perfeccionables necesitan reajustes por el mero paso del tiempo, pero en esencia el modelo se ajusta a un país moderno que atribuye decisiones políticas y administrativas a ámbitos territoriales de distinto nivel y en igualdad de condiciones.
Pero el absoluto desprecio por la ley, como el Tribunal Constitucional ha constatado, y la falta de compromiso del gobierno ha desatado una inaudita autogestión Autonomica en la lucha contra el contagio y propagación del virus causante de la terrible pandemia que sufrimos.
Toques de queda, cierres perimetrales, limitación de movimientos asumidos por quien no tiene competencia. Cada autonomía una idea al respecto, horarios, espacios, actividades, convirtiendo al país en un caos de reglamentaciones como si se tratara de estados independientes y en el momento en el que la movilidad se multiplica por ser época estival.
La pandemia y la ausencia de gobierno ha convertido a España en un batiburrillo federal de normas que son contradictorias entre territorios contiguos y que para crear más inseguridad los respectivos tribunales superiores dictaminan de forma antagónica.
De facto estamos viviendo el federalismo. Es esto en realidad. Y España ha funcionado con el estado de las autonomías extraordinariamente bien, siempre que ha contado con la lealtad y el compromiso del gobierno de la nación. Circunstancia que hoy no se da.