Fuente fotografía: La Vanguardia
Argumentario 123
El título de Princesa de Gerona proviene de la Corona de Aragón, cuando en 1351, el rey Pedro IV de Aragón otorgó a su heredero Juan el título de duque de Gerona.
En 1414 el rey Fernando I de Antequera invistió a su primogénito, el futuro Alfonso V de Aragón como príncipe de Gerona, rescatando de nuevo la idea de otorgar al príncipe de un título que lo situara por encima de la nobleza, y considerando que el título de duque era insuficiente, lo enalteció erigiendo el principado de Gerona, equiparando su rango al principado de Asturias.
A Leonor como princesa de Gerona le separan 670 años de quien luego seria Juan I de Aragón.
607 años del que más tarde reinó como Alfonso el Magnánimo.
493 de Felipe II.
Y 60 años han pasado desde que lo ostentara su abuelo, antes de reinar como Juan Carlos I.
Casas de Aragón, Trastámara, Austria y Borbón.
La historia de España.
Hace dos años, la princesa Leonor se presentó
ante la sociedad catalana con motivo de los premios de la Fundación Princesa de Girona.
Su discurso caló hondo. Y lo hizo sobretodo porque la Princesa hablo un perfecto catalán, mucho más fluido y culto que el que esgrimen por cierto muchos independentistas.
Dos años más tarde, Leonor ha repetido escenario y ha vuelto a dejar claro el dominio de la lengua catalana, como si fuera materno.
Ayer, en medio del desconcierto creado por políticos de usar y tirar que ninguna huella dejaran de interés salvo la provocación, la insidia, el delito y la tensión, aprovechó para ponderar la importancia de Cataluña como “referente de la iniciativa, creatividad y emprendeduría”.
Además como corresponde a la heredera a título de Reina de España habló de futuro y compromiso “si proporcionar oportunidades a las generaciones más jóvenes es un deber que siempre compromete a la sociedad, la pandemia y sus consecuencias lo hacen aún más necesario.”
Los políticos nacionalistas aún con menos de un siglo de existencia, siempre parecen viejos y desvencijados. Prescindibles y absurdos. No importa la edad que tengan, que sean alborotadores de calle o personajes de salón enmoquetado, sus proclamas huelen a naftalina, a derrota.
La Princesa Leonor en pleno acoso a la democracia se erige en la voz Serena de la Corona, con tradiciones de más de quinientos años, que sabe acompasar su cometido a cada generación y siempre con perspectiva de futuro.
La Monarquía se renueva en cada generación, el nacionalismo se avejenta con cada nueva incorporación.
La Cataluña moderna y vanguardista, la que tiene futuro en libertad e igualdad solo tiene un camino la Constitución y la Monarquía.
La Cataluña de Puigdemont, Junqueras, Aragonés, Rufián, y también la de Iceta y la de Sánchez está abocada al colapso y al fracaso más estrepitoso.
A falta de Generalitat, a falta de Gobierno, sigue estando visible la Corona en Gerona y en toda Cataluña, desde Rostán en 785 conde carolingio y Juan duque aragonés, hasta nuestros días, de manera ininterrumpida.
Al nacionalismo le falta perspectiva a España le sobra historia.