Argumentario 46
“La soberbia es el vicio más frecuentemente castigado, y, sin embargo, el más difícil de curar.”
Niccoló Tommaseo
Sánchez vive una parodia subido a lomos de la soberbia.
Escogió como socio al peor posible y se abrazó a él. Fusionarse a Iglesias era abandonar la vía democrática de gobierno instaurado por la Constitución.
Marcó una raya de división impermeable con todo lo que significa normalidad, sensatez, responsabilidad, sentido de estado, interés general y defensa del modelo de convivencia.
Para él sobra todo aquello que le recuerde que el camino escogido es el abismo.
Fusionarse a Iglesias es también asumir como aliados a todos los que tienen su razón de existir en la destrucción de la Transición y la Concordia.
El ataque a la Corona, diario; la presión sobre la justicia, constante; la permisividad de las algaradas, escandaloso; la condescendencia con los herederos de ETA, escalofriante; la sumisión a los golpistas, esclarecedor; son los síntomas del proyecto vacío que Sánchez representa en donde sólo cuenta él a cambio de permitir el paroxismo ideológico de radicales e independentistas.
La destrucción del armamento incautado en años anteriores a los sanguinarios delincuentes asesinos de ETA, sólo y flanqueado por dos jueces en funciones de valedores del bochornoso espectáculo, en la más absoluta soledad, sin banderas de España, sin los anteriores presidentes del Gobierno, y sobre todo sin los representantes de las víctimas mortales de la barbarie independentista y marxista es el culmen de la soberbia enfermiza de Sánchez.
De su soberbia se están aprovechando Podemos, Bildu, el PNV, ERC y demás organizaciones cuyo objetivo es fulminar la democracia constitucional.
El acto de ayer es una muesca más en un camino cuya próxima parada más importante es el uso que el gobierno de a los 140 mil millones de euros que llegan de Europa.
Aquí tampoco hay término medio, o sirven para reactivar la economía y generar empleo o pueden ser la losa que nos empobrezca varias décadas.
De momento, igual que con todo, Sánchez solo va a hacer caso a sus siniestros socios de gobierno y parlamento.
Y eso puede lastrar nuestra maltrecha economía porque aumentar gasto por compra de voluntades y convertirlo en estructural y, además tener que devolver en próximos años buena parte del dinero recibido sería hundir nuestras expectativas de futuro.
Ese dinero ha de ir al canal de la producción, del comercio y de la exportación
Ese dinero ha de ir a la modernización de Infraestructuras y equipamientos
Ese dinero ha de ir a la digitalización y las políticas del medioambiente sostenible.
Cada apartado en su proporción.
Sánchez, Iglesias y sus aduladores son incapaces de diseñar un futuro bajo esas premisas.
Y sobre todo la ceguera producida por la soberbia le impide escuchar a quienes saben de verdad. Lo ha demostrado con la gestión de la pandemia.