Argumentario 47
“Hay que traer a nuestro lado lo que a todo el mundo le parece bien”.
Pablo Iglesias ante un grupo de jóvenes comunistas en Zaragoza en 2013
El Populismo instrumental de Irene Montero apretando el discurso del 8-M como única valedora de la defensa de la mujer, siendo además ministra del gobierno, en el momento de más paro femenino desde el año 2000, o con los peores datos de maltrato o situación de extrema pobreza de mujeres en décadas, responde a lo que Podemos ha venido a hacer, utilizar todo lo que esté a su alcance para subvertir el modelo de convivencia democrático. En ya más de un año en el gobierno aupados por Sánchez Podemos no solo no ha solucionado problema alguno si no que los ha agravado. Pero para ellos esto no es lo importante, son puro activismo ideológico con un único fin, alterar la vida cotidiana de los españoles.
Podemos decidió presentarse como un partido sin ninguna ideología concreta para ocultar su verdadero proyecto comunista, una estrategia planificada que se decidió con un manual de estilo hace casi 10 años definido con un objetivo final: conquistar el poder, poner en práctica el comunismo y acometer un nuevo proceso constituyente que derribe el actual régimen constitucional.
El Pablo Iglesias del principio lo desgranaba en reuniones y charlas a los que se prestó escasa atención.
Una de sus máximas en este arte del camuflaje de la izquierda radical fue atraer como ideas genéricas lo que en principio a todo el mundo, o al menos a la mayoría le puede parecer bien. Incluso si no es algo compartido que no genere gran rechazo de partida. Las políticas sobre la mujer, los desahucios, la sanidad pública, el salario mínimo, la jornada laboral.
La ocultación de la ideología radical de izquierdas fue primordial para ganar votos. Fundamentalmente cuidando mucho el lenguaje y evitando presentarse como comunistas para no generar rechazo social. Ya que solo el 2,4% del electorado se declara comunista.
Se propusieron maniobrar con el lenguaje
Por aquel entonces Iglesias manifestaba que “hay palabras que tienen una carga valorativa positiva y palabras que tienen una carga valorativa negativa” Y, siguiendo esa lógica, proponía ocultar que el objetivo del comunismo es “la dictadura del proletariado” pero es mejor presentarse como demócratas, porque “mola más” en expresión del propio Iglesias. “La palabra dictadura no mola, aunque sea dictadura del proletariado. Eso no vende, aunque podamos teorizar que es la máxima expresión de la democracia en la medida en que aspira a anular unas relaciones de clase injusta” y termina su reflexión estratégica “sin embargo la palabra democracia mola, por lo tanto habrá que disputársela al enemigo cuando hagamos política”
Con el concepto de patria y de patriotismo, en la misma línea, en este caso castrista, hacer ver que sus propuestas son propias de un patriota, por ejemplo atacar a la banca y explotar el discurso a favor de las víctimas de desahucios sin declarar que se hace porque que se es un comunista sino
porque se es un patriota.
Dentro del plan de alcanzar el poder proponían, cómo así ha sido, tejer alianzas con nacionalistas allí donde fuera posible. En el lenguaje podemita “incidir en elementos de agregación capaces de que estén en nuestro campo político quienes no lo han estado” porque les una el mismo fin, acabar con la Democracia Constitucional.
La clave fue sumar votantes, porque el gran objetivo siempre ha sido alcanzar el poder para aplicar luego las tesis comunistas. Y los ambientes nacionalistas e independentistas han sido visto por Iglesias y los ideólogos de Podemos como un buen caladero de votos o compañeros de viaje.
El mensaje a la militancia marxista para que no temieran que tanto camuflaje pudiese suponer renunciar en la práctica a las tesis de la izquierda radical, Iglesias lo dejaba claro en Zaragoza, ahora hace 9 años, en marzo de 2013, ante las Juventudes del Partido Comunista, su estrategia en aras a la gran meta. Iglesias sentenció “Yo no he dejado de autoproclamarme comunista nunca, pero ser comunista es algo mucho más importante que decirlo. Hay que ser prácticos, a veces decirlo te puede ayudar y, a veces, no”
Así llegaron a la idea de la Transversalidad, ser lo más indefinidos posible capaces de ser votado por cualquiera. Incorporando en esta línea candidatos de perfiles alejados de la imagen tipo del activista del comunismo, tales como jueces, periodistas o militares.
Clave es esta estrategia fue también inocularse en la sociedad y a partir de ahí trasladar el activismo político en todos los ámbitos sociales que sean posibles. La televisión, la calle, la universidad, los colegios, los hospitales, los movimientos de todo tipo, en todos los ámbitos posibles.
La clave ha estado en no solo militar en la organización comunista, sino en ocupar los espacios de la sociedad civil, la Universidad, los colegios profesionales, el deporte, la cultura, el cine, las ONGs. Y todo eso midiendo bien la estrategia: “crear un referente propagandístico que arrase el lenguaje instrumentalizado para la conquista comunista del poder y, para ganar votos en todos los sectores sociales, generacionales y territoriales. Para lo que hay alejarse de ciertas estéticas identitarias del comunismo.”
La Transversalidad les ha llevado al gobierno de España, para lo que han necesitado de un colaborador responsable de todo este desastre, Pedro Sánchez, que se suma a las proclamas revolucionarias y antidemocraticas de Podemos, que se apoya en los independentistas y que avala leyes ideológicas y sectarias.
El 8 de Marzo ha pasado, como tantas cosas en España, de ser una fiesta reivindicativa con pacífica presencia generalizada, a un arma de conflicto, separación, tensión y agresiva amenaza al adversario político por parte de la izquierda radical que como todo lo que toca lo degrada.