Argumentario 61
Ésta es una época económica convulsa que nos afecta a todos como nación, más allá de travesías en solitario que tanta preocupación e incertidumbre generan en nuestras familias, por la salud o por el trabajo. Tarde o temprano tenemos que ser capaces de remontarla todos juntos.
Necesitamos escuchar palabras e ideas más acordes con los tiempos actuales y sobre todo, con el futuro que merecemos.
Proyectos, unos generales otros concretos, que inciten a cooperar, a colaborar y a confiar. Que activen la inmensa capacidad de los españoles para salir adelante.
Para conseguirlo hay que hacerlo desde posicionamientos de concordia y acuerdo. Y sobretodo de respeto por la tarea realizada por todos a lo largo de los años.
Después de la devastación económica producida por la paralización forzada por el contagio y la enfermedad solo importará la búsqueda del bien común y el interés general. Hay que ser conscientes del durísimo camino por recorrer, y por lo tanto conscientes de quienes pueden y quienes no pueden liderar el futuro del
País.
Sánchez llegó para otra cosa. De hecho llegó porque se comprometió con otra cosa.
Los apoyos en el gobierno y el parlamento son el fiel reflejo de lo que representa, lo que ha venido a hacer y lo único que es capaz de hacer
Los comunistas en el ejecutivo no pueden desear una sociedad de oportunidades y prosperidad
Los filoetarras en el Parlamento no buscan una España fuerte para seguir avanzando
Los golpistas en la mesa de diálogo no plantean la Constitución, que asaltan todos los días, como guía colectiva.
La legislación y las decisiones de este año corroboran la ruptura con la concordia de la Transición y la división del país como forma de gobierno
Y por último la incapacidad para gestionar la pandemia, tanto en los primeros meses de alarmas como en el proceso de vacunación, constatan la imposibilidad para afrontar tareas de una magnitud como la que se necesita para planificar el incierto futuro a corto y medio plazo.
Esta Travesía del Desierto necesita liderazgos con visión y compromiso. Requiere de la radicalidad de la moderación, del despliegue de reformas, de planificar inversiones y modernización, de retomar los acuerdos entre quienes creen en la España constitucional, de la abolición de leyes de separación y enfrentamiento y de coraje democrático.
Sánchez se ha envilecido en la presidencia, el Gobierno se ha apartado de la sociedad y el Parlamento se ha puesto al servicio de la entelequia separatista.
El 4 de Mayo en Madrid puede ser un destello de esperanza. Todos sabemos que son más que unas elecciones autonómicas. Ojalá desencadene comicios generales y cambio de rumbo en la política española.
